Zona MICRO Y MACRO CENTRO:
BARRIO CENTRO: Sector MICROCENTRO 2
Muelle del Club de Pesca Mar del Plata
Ubicación: Cerca del extremo norte de la Bahía Bristol.
Entre las proyecciones de la Av. Luro y la calle Julio Muñoz, frente a la
Plazoleta Hidelberg Ferrino. Se accede por la Av. Patricio Peralta Ramos en
dirección al Norte, justo luego de traspasar la Av. Luro.
Antecedentes legales: Ordenanzas N° 9564, 10075 y posteriores actualizaciones.
El Muelle del
Club de Pesca surgió luego de que un temporal en abril de1924 arrasara con el
Muelle Laborante que era el lugar utilizado para ese fin hasta ese momento. En
octubre de 1924 se fundó el Club de Pesca Mar del Plata con Hernán Ayerza como
presidente y como primera acción se propusieron construir un nuevo muelle.
El nuevo muelle, fue
proyectado por la Dirección de Arquitectura de la Provincia de Buenos Aires y
construido enteramente en hormigón armado por la empresa Garbarini, Mener y
Gorostiaga. Las obras se iniciaron en 1925 y el 8 de enero de 1927 el muelle
fue inaugurado.
A la inauguración asistieron el Presidente de la República Marcelo T. de Alvear, su sesposa: Regina Pacini de Alvear, el intendente Rufino Inda, varios ministros y muchos invitados especiales.
Desde la línea de vereda hasta la losa terminal del muelle donde se apostan los pescadores se recorren 250 metros. El primer tramo tiene un ancho aproximado de 7 metros (unos 135 metros lineales) y luego se ensancha aproximadamente hasta alcanzar los 16 metros, donde aparece el edificio del Club de Pesca.
El edificio, de dos plantas, de carácter náutico, simula un barco turístico atracado en el muelle. Desde la costa lo primero que se destaca es su “proa” con su “escalera imperial”, cuyas escalinatas enmarcadas con balaustradas, distribuyen los accesos a los distintos niveles y balcones (primer piso y terraza). La planta alta tiene mayor desarrollo en área ya que abarca todo el ancho del muelle. La planta baja presenta un retiro en el lado izquierdo que permite el paso hacia la zona terminal del muelle.
En 1999 hubo una oportunidad de ver el muelle sin agua por debajo. Fue durante los trabajos de refulado que encaró la provincia. Este proceso incluía dragado del puerto Mar del Plata y redistribución de la arena (por bombeo) a distintas partes del litoral marplatense. En esta ocasión se depositó arena en Playa Grande y en la Bahía Bristol, dando como resultado playas más extensas (durante varias temporadas).
Para que el proceso de refulado mantenga los resultados en el tiempo es necesario acciones periódicas de mantenimiento (que no se han realizado debido a su altísimo costo). La dinámica natural del mar, las corrientes, sus mareas, los vientos y el régimen de lluvias, tienden a llevarse las arenas, en un proceso natural llamado erosión marina.
Una
característica que ayudó al reconocimiento visual del muelle fue su política de
publicidad comercial sobre el edificio, haciendo uso de su terraza, donde se
colocó una estructura soporte de grandes dimensiones para albergar carteles de
distintas marcas a lo largo de su historia. Entre ellas pasaron: La Copelina,
Gancia, Alfajores Balcarce, Celusal y Quilmes.
También hubo algunos
años sin publicidad, debido a una política de restricción de la misma en la vía
pública durante el mandato de Gustavo Pulti. La idea era buena, poner orden a
la contaminación visual anárquica en la que estaba inmersa la ciudad, pero pecó
de ser muy restrictiva, no hizo excepciones y por ello sumó críticas negativas.
Gracias a esa política se logró que algunos edificios recuperaran sus fachadas
originales. Pero luego de su mandato, se firmó un nuevo Código de Publicidad y
el muelle volvió a tener su cartel.
El Muelle se ha convertido desde su inauguración en un referente urbano indiscutido. La postal típica de Mar del Plata y su bahía Bristol se completa con la Rambla, el complejo Casino-Hotel Provincial y en su terminal sur el Torreón del Monje.
Complejo Casino – Hotel Provincial (incluye Rambla)
Ubicación: Av. Patricio Peralta Ramos desde altura 2100
hasta 2700. El complejo abarca desde Rivadavia, Inicio de la Rambla (al Norte),
pasando por la Plaza Colón y abarcando hasta la calle Alsina, terminal sur de
la Rambla y cuyo último edificio del lado de la Av. Patricio Peralta Ramos,
sería la Pileta Cubierta.
Antecedentes legales: Ordenanzas N° 8016, 10075 y posteriores actualizaciones. Resolución Provincial N° 26 (19-03-1990),
declarando al conjunto como “Sitio Histórico Cultural” y el Decreto Nacional N°
349 (24-04-1999), declarándolo como Monumento Histórico Nacional en la
categoría de “Conjunto Urbano Arquitectónico”.
Síntesis de las ramblas
predecesoras
El Conjunto
Rambla - Casino - Hotel Provincial se encuentra en un predio que históricamente
se usó en Mar del Plata, para contemplar el mar, como lugar de reunión y sirvió
de sede de los primeros balnearios. No es exactamente la misma ubicación, en
primer lugar porque la línea costera se hallaba más retrasada de lo que está
hoy, y porque ninguna de las ramblas predecesoras abarcó la extensión longitudinal
del actual conjunto.
Se
construyeron tres ramblas de madera entre 1886 y 1907. La primera era en
realidad la suma de plataformas de los distintos balnearios y fue destruida por
un temporal en 1890. La segunda rambla, conocida como Rambla Pellegrini, porque fue Carlos Pellegrini quien tuvo activa
participación en la gesta para la construcción de este paseo. Estuvo en pie a
partir de la temporada 1890-91 y hasta el 8 de noviembre de 1905, en que
fue devorada totalmente por un incendio.
La tercera,
Rambla Lasalle, construida entre
1906-07 por iniciativa de José Lasalle, un empresario local dedicado al negocio
de las ruletas. Se extendía por alrededor de 400 metros y fue algo más ordenada
que las dos anteriores, en cuanto a unidad estética. El núcleo central (el
original, aproximadamente entre San Martín y Rivadavia) presentaba 4
pabellones, 2 terminales sobre la calle y otros dos sobre la costa. Eran de
planta cuadrada y culminaban en chapiteles piramidales. La rambla contenía
galerías con pasarelas (del lado de la calle y de la costa), haciendo un paseo
continuo unificado. A este núcleo original se le fueron sumando hacia el norte
y el sur, los distintos balnearios llegando a esa extensión máxima de unos 400
m.
Debido al crecimiento del balneario se pensó en dotar a la ciudad de un
paseo acorde a las nuevas necesidades y que fuera de material. Así surgió la Rambla Bristol, construida entre 1911 y
1913 con proyecto del arquitecto Luis Jamin. El ingeniero Carlos Agote, trabajó como director de obra, y fue también el autor del edificio del Club Mar del Plata.
La obra tenía 5 niveles, uno al nivel de la playa, un nivel principal
con galería hacia el mar, sostenido por columnas apareadas y a la
cual se abrían los locales comerciales. Luego había un nivel intermedio entre
los dos primeros pero del lado de la calle, también con comercios. En el
segundo nivel sobre la calle había departamentos de habitación para los
concesionarios de los locales abiertos al nivel principal. Un quinto nivel
interior e intermedio contaba con dos cines y otras dependencias. Exteriormente
remataban la obra 8 cúpulas, 4 que daban hacia el mar, de mayor opulencia y
otras 4 hacia la calle.
La
demolición de esta rambla comenzó el 21 de febrero de 1940 cuando ya habían
comenzado las obras del complejo actual. De hecho el edificio del Casino se inauguró cuando aún quedaban partes de la antigua Rambla Bristol.
El Conjunto Rambla – Casino – Hotel Provincial
El complejo comienza a construirse en el año 1938 por gestión de la Comisión Pro Mar del Plata y con el aval del gobernador Manuel Fresco. Era el comienzo de la ciudad pensada como "balneario de masas": la pavimentación del camino a Buenos Aires, el nuevo edificio de la Municipalidad, la urbanización de Playa Grande, entre otras obras, fueron la renovación y modernización de la Mar del Plata de la Belle Époque. El proyecto de la obra es de Alejandro Bustillo y consta de una rambla del lado del mar que se extiende desde la proyección de la calle Rivadavia hasta la proyección de la calle Alsina, que contiene dos edificios monumentales separados por una plaza seca, y las instalaciones de la Pileta Cubierta y el hoy Paseo Hermitage.
El edificio ubicado más al Norte, fue habilitado el 22 de diciembre de 1939, y aloja al Casino Central, el Complejo Teatro Auditórium, que incluye otras salas menores y galerías de arte, el Teatro Payró, el Centro de Educación Física N°1, y otras dependencias. Mientras que el segundo edificio que contiene al Gran Hotel Provincial recién se inauguró en 1946. El complejo, en forma completa, fue terminado en 1950. En cuanto a las comodidades del hotel pueden citarse 500 habitaciones, Suite Presidencial, Suite Ministerial y Suite Diplomática, acceso directo a balneario y estacionamientos subterráneos.
El conjunto es de estilo ecléctico, con elementos y recursos
arquitectónicos que se inspiran en el neoclásico simplificado de corte francés.
Los dos edificios de dimensiones monumentales y la rambla acompañan la
curvatura de la bahía Bristol. Partiendo de una envoltura general las fachadas
generan entrantes, que del lado del mar, forman terrazas en planta alta.
Los dos edificios presentan desde el exterior 5 niveles aparentes, el primero
con recovas perimetrales, el segundo de doble altura y el último se transforma
en mansarda de pizarras negro-azul.
Las recovas están formadas (sobre sus lados exteriores) por una sucesión
de arcos
rebajados. Frente a la plaza seca, los sectores centrales de
ambos edificios presentan 11 arcos rectos, lo mismo se aprecia en los cuerpos
centrales de las fachadas que dan al mar, presentando 3 arcos rectos, cada
edificio. En total, el edificio del Hotel Provincial presenta 63 arcos y el del
Casino, uno más, 64.
Las fachadas presentan un tratamiento homogéneo de paños de ladrillo visto encuadrados en líneas verticales y horizontales en piedra. El ritmo de los aventanamientos es simétrico. Los edificios están coronados por gran cantidad de chimeneas de ladrillo. Tanto el Casino Central como el Hotel Provincial poseen accesos inmensos de doble altura.
Entre ambos edificios está la plaza seca (desde 1972 se la denominó Plazoleta Armada Argentina) con una escultura central en honor al Almirante Brown, que desemboca en la playa a través de una enorme escalinata curva. Flanquean la misma dos esculturas de lobos marinos, convertidas en símbolo de Mar del Plata. Fueron realizadas en piedra por el escultor Fioravanti.
El Decreto N° 583-72 impuso el nombre de “Armada Argentina” a la plaza seca entre los dos edificios. En el centro de la misma, el 3 de marzo de 1972, se emplazó el Monumento al Almirante Guillermo Brown (cuando se cumplían 115 años de su fallecimiento). El monumento alcanza una altura de 7 metros y se compone de un basamento de piedra de base cuadrada de 2 escalones, en cuyo dentro se encuentra un pedestal del mismo material con la escultura en bronce patinado del prócer. Obra realizada por el escultor Wilfredo Viladrich (1923-1976). La obra fue gestionada por el Instituto Nacional Browniano.
Más hacia el Sur, luego del Hotel Provincial hay una gran terraza que debajo de ella se ha construido posteriormente el Paseo Hermitage, que contenía al Casino del Mar, y luego aparece la figura de un medio cilindro de grandes dimensiones que contiene a la Pileta Cubierta. Esta última estuvo cerrada los últimos años debido a un problema de caldera y mantenimiento general. En 2021 comenzaron las obras para su recuperación.
El Conjunto Rambla – Casino – Hotel Provincial – Plaza Colón ha sido declarado Monumento Histórico Arquitectónico Provincial. La Ley/Decreto 349, con fecha 15 de abril de 1999 determinó al conjunto Hotel Provincial y Casino, rambla, recovas, Plaza Seca y Plaza Colón, como Monumento Histórico Nacional.
Evidentemente este conjunto representa la construcción más reconocible
de Mar del Plata en el país y en el mundo.
César Bustillo era hijo de Alejandro, el arquitecto. Nació en 1917 en la localidad bonaerense de Plátanos, partido de Berazategui y falleció en 1969. Pintor, muralista, grabador, dibujante y escultor. A pedido de su padre (y ad honorem) ejecutó los murales del hall de acceso del Gran Hotel Provincial entre los años 1948-50.
El conjunto de murales recrea
personajes míticos insinuando las estaciones del año, a través de la
representación de los 4 vientos. La obra compuesta por 6 murales se denomina “Los
Vientos del País”. Hay escenas de pescadores (entre ellos aparece la figura del
mismo Bustillo con un crucifijo colgando en su pecho y tomando una soga de red
de pesca), jóvenes arreando caballos, un gaucho apartando un toro, indígenas
a caballo, un naufragio, etc.
Los vientos del país, son
deidades nacidas de la unión de Eolo (dios de los vientos) con 4 diosas
americanas (según la mitología sui generis de Bustillo): Tórrida, Antárctica,
Cordillera y Nube. Estas deidades, de rasgos acriollados y americanistas son
llamadas “Eólidas”. Seres alados (con alas de aves características de la
geografía que representan, por ejemplo alas de guacamayo, cóndor o albatros).
Colocados en cada punto cardinal, tenemos a Eólida Tórrido, representando al
viento norte, Eólida Antárctico, al viento sur, Eólida Andino, al viento seco
del oeste y Eólida Atlántico representando al viento húmedo del este.
Los murales se inauguraron el
18 de febrero de 1950 junto a la inauguración del Hotel Provincial. Las
críticas no tardaron en aparecen en los medios locales, abiertamente en contra
de los mismos. Vale recordar el contexto histórico que se estaba transitando,
la ciudad ya había dejado de “pertenecer” a la aristocracia para ser alcanzada
por las clases medias y trabajadoras. El complejo Casino-Hotel Provincial
reemplazó la Rambla Bristol de la Belle Époque, esto se miró con recelo por
muchos marplatenses.
Según las críticas, las imágenes eran muy fuertes para estar exhibidas en un lugar público (provincial). Caracteriza a los murales el hecho de que todos sus personajes se encuentran desnudos o semidesnudos, enfatizados en su desarrollo muscular, recurso que también aplica a los animales y en un estilo entre manierista y grotesco, reafirmados en su exageración gestual y sumado a poses “ambiguas” de las deidades. Se le pidió a Bustillo que tapara los desnudos, para ello recurrió a los “taparrabos”. En definitiva, cuando se realizó el Primer Festival de Cine (durante el gobierno de Perón), los murales se taparon con telas. Esta acción fue atribuida a Raúl Alejandro Apold (Subsecretario de Informaciones y Prensa y a cargo de la organización del festival).
Con el gobierno militar que depuso a Perón, las cosas no cambiaron mucho. Fueron expuestos un breve tiempo (4 meses), para volver a taparse porque de alguna manera era una obra (la de todo el complejo Casino-Hotel Provincial) asociada al gobierno de Perón y como tal trató de esconderse como todo lo relacionado con su gobierno.
En 1956, el tema llegó a oficializarse porque se encomendó a un comité de notables para que resolvieran el destino de los murales. Este “jurado” estaba conformado por los intelectuales Jorge Romero Brest (crítico de arte), Juan Ballester Peña (pintor), Héctor Basaldúa (pintor), Manuel Mujica Láinez (escritor) y Julio E. Payró (ensayista). La mayoría de los informes fueron críticas negativas, algunas de ellas fueron muy duras:
“Cuando se inauguró la obra, herían los
sentimientos de decencia del público ciertas turgencias, harto elocuentes.
Afortunadamente aquello fue ocultado posteriormente.” (Payró).
“…las pinturas murales de César Bustillo se
sitúan, creo, en los estrados más bajos de la creación artística.” (Payró).
“El autor parece tener la obsesión del desnudo y
por ello se ha valido de desnudos en cantidad, excesiva en 5 de los 6 frescos,
a nuestro juicio.” (Mujica
Láinez y Romero Brest).
“Se ve que el autor era un hombre muy joven cuando
hizo estas decoraciones y que no trepidó, por esa misma juventud, acaso, en
proponerse una obra que debió exigirle, por lo menos, años de meditación y de
trabajo. El resultado es una obra que indica
esfuerzo, coraje, temeridad, pero no esa conciencia artística que a pesar del
error o el fracaso, puede producir satisfacción ante la obra de un hombre que
se expresa.” (Mujica
Láinez y Romero Brest).
“Construcción efectista de gusto chabacano. Basta ver en "Juego en la playa" un desnudo-hombre que coloca una langosta de mar en el sexo del desnudo-mujer, para ya tener un juicio negativo. No quisiera pecar de exagerado pero esta es una de esas obras a las cuales no se le puede hacer crítica alguna, dada la carencia de materia a analizar que impide el análisis mismo.” (Ballester Peña).
El único informe que no negativo fue el de Basaldúa:
“Las pinturas murales, por su composición, por su
dibujo y por su color, son poco adecuadas al lugar en que se encuentran, pese a
que parcialmente revelan ciertas cualidades plásticas.
Considero peligroso el hecho de que estimar como
inadecuada a una obra signifique su destrucción (toda destrucción del fruto de
un esfuerzo sano es condenable). Ello puede ser el comienzo de un camino que
nadie desea.
Creo necesaria la intervención del autor en este
problema, ya que es el indicado para decidir sobre el destino de sus trabajos.”
El 6 de Agosto de 1957, César
Bustillo y Alejandro Bustillo presentaron su defensa y desestimaron los
informes negativos aludiendo en algunos casos que las personas del comité ya
habían dado su testimonio negativo anteriormente y que por ello no debían formar
parte del comité (Mujica Láinez y Romero Brest), en cuanto al informe de
Ballester Peña, señalaron que sus críticas estaban basadas sobre el rechazo que
oportunamente tuvo el pintor a su proposición personal para pintar los murales.
Hubo luego otros críticos que defendieron la obra de César Bustillo. En
definitiva nunca se llegó a dirimir el asunto y los murales allí siguieron.
Nota: Los informes
fueron publicados recién el 22 de enero 1963 y en forma parcial, en la revista “Primera
Plana”.
En el año 1962, con la concesión del hotel por parte de una firma privada, volvieron a destaparse. Ese año César Bustillo visitó nuevamente la ciudad para restaurar los frescos en la zona donde los cortinados fueron sujetados. En el año 1998 el hotel se cerró. Sólo se abrió (parcialmente) para ciertos eventos como el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y algunas exposiciones o congresos. La falta de mantenimiento de parte de las autoridades provinciales generó problemas de filtraciones y un deterioro significativo en las instalaciones generales del hotel. Para poder apreciar estos murales en forma permanente hubo que esperar una nueva licitación (2008). El Hotel Provincial concesionado a la cadena NH, fue recuperado y los frescos restaurados. Hoy pueden apreciarse en todo su esplendor.
Fuentes para este
apartado:
- Notas en los diarios La Capital (de Mar del Plata), Infobae y La Nación.
- Nota “Los Bustillo. Informe secreto sobre los murales del Provincial: acusación y defensa”. Sitio: http://www.magicasruinas.com.ar/
- Suárez Guerrini, Florencia - El caso Bustillo y la recepción de una imagen polémica (VIII Jornadas de Sociología de la UNLP-3 al 5 de diciembre de 2014).
Los Lobos Marinos de Fioravanti
Ubicación: Rambla, flanqueando la escalinata principal de
la plaza seca, ubicada entre los dos edificios del Complejo Casino - Hotel
Provincial
Antecedentes legales: Decreto Nacional 769-2019, declarándolos Monumento
Histórico Nacional puntualmente. Aunque no descriptos puntualmente, estaban incluidos en la
declaratoria que categorizó como Monumento Histórico Nacional al Complejo
Casino – Hotel Provincial – Rambla – Plaza Colón. (Decreto Nacional N° 349 (24-04-1999).
Las dos esculturas de los Lobos Marinos (realizadas en piedra) nacieron de la mente del artista plástico argentino José Fioravanti (1896-1977), alrededor del año 1940.
La inspiración
La elección de estos animales no es azarosa. La historia
de estos mamíferos marinos en estas costas es tan antigua como la historia de
los primeros habitantes originarios de la zona y probablemente más antigua aún.
Vale recordar, que antes de la existencia de Mar del Plata, la zona fue
conocida por los jesuitas como “Lobería Grande”. Anteriormente, en su paso por
estas costas, Sir Francis Drake, había identificado a esta zona como “Cabo de
los Lobos”. Se sabe que formaron colonias estables reproductivas con números
calculados en hasta 150 000 ejemplares, en todos los afloramientos rocosos de
la hoy Mar del Plata, desde Punta Iglesia hasta Punta Mogotes. Los habitantes
originarios los cazaban para su alimentación. Estas colonias fueron
desapareciendo con la llegada del hombre moderno y el establecimiento de
poblaciones.
La vuelta de los lobos marinos a Mar del
Plata y su imagen relacionada con la ciudad.
Alrededor de 1960 volvieron a ubicarse en el puerto, pero
sólo ejemplares machos. Esta nueva colonia se mantuvo estable gracias a la
abundancia de alimento disponible como lo es el descarte de la pesca humana y
por el resguardo que significa el puerto, de sus enemigos naturales, las orcas
y los tiburones. Hoy son alrededor de 800 individuos, que interactúan con las
colonias en Uruguay y la Patagonia argentina, en su momento reproductivo.
En 1994, el HCD de la Municipalidad de General Pueyrredon, declaró “Monumento Natural” al lobo marino de un pelo (Otaria Flavescens) y declaró de interés municipal la preservación de la Reserva Faunística de Lobos Marinos, ubicada sobre la Escollera Sur del Puerto Ciudad de Mar del Plata. (Ordenanza N°9440, sancionada el 9-06-1994).
La figura del lobo marino ha estado atada a varios
acontecimientos históricos realizados en la ciudad. Por ejemplo, en los Juegos Deportivos
Panamericanos de 1995, realizados en la ciudad, la mascota oficial fue un lobo
marino.
El Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, en
varias ocasiones incluyó su figura en los logos oficiales del mismo o en
gacetillas de prensa y/o difusión.
El Círculo de Periodistas Deportivos de Mar del Plata y
la Municipalidad, reconocen a las figuras del deporte local y a las expresiones
culturales, cada año, con el premio “Lobo de Mar”.
A fines de 2013, cuando se inauguró el Museo MAR, Marta
Minujín inauguró su obra implantada en la entrada del mismo: un lobo marino
gigante. Una armazón de hierro originalmente envuelta en papel de alfajores (que
luego cambió su “piel” por papel de aluminio, dorado).
El autor intelectual y el autor material
José Fioravanti
fue autodidacta, formándose en varios talleres de escultura de Buenos Aires,
estudió con Guillermo Yrurtia, compartió escuela con Alfredo Bigatti, con quien
trabajó en el Monumento a la Bandera de Rosario. Entre sus obras se pueden
citar: la escultura de Raúl Colombres en Tucumán, los monumentos de Roque Sáenz
Peña, de Nicolás Avellaneda, el busto de Shakespeare y el monumento “Canto a la
Argentina de Rubén Darío”, el monumento a Simón Bolívar, todos ellos en Buenos
Aires. Su obra se encuentra exhibida en varios museos alrededor del mundo.
Las piezas
que componen a los Lobos Marinos de la Rambla salieron de la cantera Sud
Atlántica, de Estación Chapadmalal, cuyo dueño era el alemán C. Herman
Wachnitz. La implantación en el lugar estuvo a cargo de la empresa Pradelli y
Giubanni y aunque no existe una fecha de implantación en los registros
oficiales, basados en fotografías antiguas, se supone que fue en algún momento
entre los años 1943 y 1944.
La historia
se nutre de historias y algunas de ellas salieron a la luz recientemente. Una
de ellas cuenta que el verdadero autor material de las esculturas de los lobos
marinos fue el escultor esloveno Janez Anton Gruden, quien fue contratado por
Fioravanti. Janez Anton Gruden también participaría, más tarde, en el cincelado
de algunas piezas del Monumento a la Bandera de la ciudad de Rosario, del
Monumento a España en Buenos Aires y en otras varias obras en Argentina y
Uruguay.
Wachnitz
vendió la cantera a Germán Castillo, el hijo de éste último encontró en un
armario unos negativos. Las fotos, en las que se ven parte de las piezas de
este monumento en estado puro, salieron publicadas en el blog del diario La
Capital: “Fotos de Familia”.
Silla Playera de la Bristol
Ubicación: Hall del Hotel Provincial
Antecedentes legales: Ordenanza N° 19238. Declarada como “Bien de interés Histórico, Simbólico,
Social, Artístico y Cultural.
Bajo este nombre “Silla Playera de la Bristol”, se hace el reconocimiento a la silla de mimbre característica de los balnearios de la ciudad y que desde aquí se expandió al resto de los balnearios de la Costa Atlántica. Este simple elemento fue ícono de la playa argentina durante gran parte del siglo pasado. En el sitio Mercalibre aún se ven ejemplares en venta bajo el nombre “Silla Estilo Mar del Plata”.
Y queda fundamentado con creces cada uno de los
campos alusivos para su declaratoria, su interés histórico está reconocido
porque los orígenes de esta silla se sitúan a principios del siglo XX, existen
registros fotográficos de 1912 donde se observan estas sillas en la playa. Tan
sólo 5 años después de que Mar del Plata fuera reconocida como ciudad.
En cuanto al resto de los atributos (Simbólico,
Social, Artístico y Cutural), es evidente, que también queda ampliamente
probado, que tan solo ver una fotografía de estas sillas, remite a una sociedad
de ese momento histórico, con sus costumbres, modos y estilos de vida. El
diseño simple y efectivo, la forma artesanal de su armado y su mantenimiento,
hace a lo artístico. Y lo simbólico se
consolida con los años transcurridos y la memoria que queda en los marplatenses
y turistas. Lo simbólico también tiene explicación de tipo social de carga
aspiracional, vale recordar que esta silla fue utilizada con el transcurso de
los años, por las clases altas, las medias y las populares. En resumen, es un
referente de la identidad marplatense.
La silla y su historia
La historia de quién fue el creador probablemente nunca se sepa. “Fotos Viejas de Mar del Plata” de Pablo Javier Junco, presenta una interesantísima investigación respecto del origen de la misma.
Se supone que los primeros “mimbreros” fueron unos franceses, llegados desde Uruguay, contratados para la construcción del Puerto de Mar del Plata. Vale acotar que el Puerto de Montevideo había sido construido unos años antes por la misma empresa francesa que construyó el de Mar del Plata.
Con datos de tradición oral de la familia Ortells (la primera familia afincada en Mar del Plata que fabricó las sillas en cantidad), se sabe que estos franceses que trabajaron en el puerto, hacían estas sillas en sus tiempos libres. Los balnearios de la Belle Époque de Francia y España hacían uso también de este material para sillas y sillones de playa, pero con otros diseños. Seguramente hubo entonces alguna inspiración en estos modelos para realizar finalmente el modelo local.
La familia Ortells, llegó a la ciudad en 1926 y se
dedicó al trabajo del mimbre en general. Su empresa, llamada “La Valenciana”
fue la primera cestería de Mar del Plata. A este emprendimiento se sumó en
1938, la familia Cano, con la “Canastería La Obrera” en Rivadavia y España. Los
descendientes Ortells, más tarde fundaron en 1965, “El Canastero de la Costa”, cuyo local de
venta estaba en Punta Mogotes, con la reconocible canasta gigante como símbolo
comercial.
Entre estas dos empresas se repartían la demanda no
sólo de Mar del Plata, sino también, con el transcurso de los años, de la
demanda zonal y de otros balnearios de la costa.
Hoy la silla ha sido reemplazada casi en su totalidad por sillas plásticas. La Canastería La Obrera cerró sus puertas en 2016 y El Canastero de la Costa, lo hizo en 2021 (según su dueño, para cumplir un ciclo y dedicarse a otro proyecto).
En 2020, una pareja marplatense, inspirándose en los
veranos familiares y homenajeando a sus antecesores (cesteros y fotógrafos),
realizaron una versión actualizada de la silla de mimbre: la Silla Rambla. El
estudio de diseño industrial Cano-Rolón, logró condensar todo esto en una silla
de 4 arcos que forman el respaldo y los apoyabrazos, materializadas en caño de
hierro pintado y asiento de pana antimanchas. Obviamente no es para playa sino
para comedores y tiene la particularidad que también es apilable.
(*) Todas las fotos del blog pertenecen a
Oscar Casemayor, salvo las indicadas en pie de foto.
(*) Para ver las fuentes de información y bibliografía consultada para el desarrollo de los distintos posteos, deben dirigirse al primer hilo del blog.
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